- Más de dos tercios de las empresas implicadas en su proceso productivo están ubicadas en municipios de menos de 5.000 habitantes
- Espectáculos como la berrea, que está ligada a la actividad cinegética, son un atractivo turístico en el mundo rural
El sector de la carne de caza silvestre se posiciona como uno de los grandes activos económicos del mundo rural, en un contexto cada vez más amenazado por la despoblación y la falta de oportunidades. En estos núcleos rurales la industria cárnica ligada a la caza genera puestos de trabajo y fija población, además de poder beneficiarse de otras actividades relacionadas con el sector cinegético como la berrea, que se ha convertido en un creciente recurso turístico.
Concretamente, en España hay más de medio centenar de industrias asociadas a la carne de caza, lo que crea entre 600 y 800 empleos directos, según datos del Informe de impacto económico de la caza en España, elaborado por Fundación Artemisan. De todas las salas de despiece, intermediarios y centros de recogida que trabajan la carne de caza, más de dos tercios (67,33%) están ubicados en municipios de menos de 5.000 habitantes, la mayoría de ellos en las regiones de Castilla La-Mancha, Extremadura y Andalucía.
Estos datos reflejan la importancia que tiene el subsector cinegético de la carne de caza para el mundo rural y los pequeños núcleos de población, que encuentran en este tipo de carne una fuente de ingresos dentro de un mercado que crece paulatinamente. Por este motivo, entre otros, la Unión Europea está apoyando una campaña de promoción y difusión de este tipo de carne, impulsada por la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza (ASICCAZA). Uno de sus objetivos es que la carne silvestre se popularice en el mercado nacional, ya que casi todo lo que esta industria genera se exporta a otros países de Europa.
La berrea, un atractivo turístico en auge
Y es que la función cinegética está vinculada a otras muchas actividades que también generan riqueza en los entornos rurales. Una de ellas es la berrea del ciervo, la cual ha tenido lugar estos días con la llegada del otoño y se ha convertido en un reclamo turístico para miles de personas, como ha quedado demostrado un año más.
Este fenómeno de la naturaleza y ritual de apareamiento mediante el cual los ciervos macho llenan los montes de bramidos es un atractivo turístico en el mundo rural cada mes de septiembre. Un espectáculo único cuya expectación crece año tras año y del cual se benefician muchos negocios. Hosteleros, restauradores, guías especializados, empresas de rutas turísticas o incluso particulares que alquilan sus fincas para la observación de esta ceremonia de apareamiento son sectores que operan en núcleos rurales y cuya demanda aumenta durante las semanas en las que la berrea tiene lugar.
En definitiva, se trata de una actividad que provoca un impacto directo positivo en los recursos socioeconómicos de las zonas rurales donde se puede disfrutar de ella. Algo posible gracias a la explotación sostenible de las poblaciones de estos cérvidos por parte del sector cinegético, la cual permite asegurar su continuidad temporada tras temporada. Hablamos de un animal cuya carne posee además unas propiedades únicas, caracterizada por tener un perfil graso limitado, bajo contenido en sodio o sal y por ser fuente de fósforo, hierro, zinc y cobre.
Por todo ello, desde ASICCAZA se apuesta en continuar trabajando por una explotación sostenible de estas especies, de la mano del sector cinegético. Conscientes de que, gracias a ello, tanto productores e industriales del sector de la carne de caza, como otros negocios vinculados al turismo, suponen una importante fuente de desarrollo económico y social en nuestras zonas rurales. Fomentar el consumo de carne de caza silvestre es, por tanto, sinónimo de apoyo al mundo rural, que encuentra en este producto uno de sus mayores aliados.